miércoles, 13 de junio de 2012

ARTESANIAS Y PINTURAS DE URUGUAY G.BARSA

ORIGENES DE LA MUSICA URUGUAYA


1971-1973. Orígenes

En 1971 un grupo de personas interesadas en nuestra cultura se plantean fundar un sello discográfico con el fin de apoyar manifestaciones musicales de valor artí­stico que habitualmente eran ignoradas, postergadas o rechazadas por las compañí­as discográficas comerciales al no considerárseles una inversión segura. En este grupo inicial se encontraban los músicos Daniel Viglietti, José “Pepe” Guerra, Braulio López y Coriún Aharonián (único miembro fundador que continúa en actividad), así­ como Myriam Dibarboure, Marí­a Teresa Sande y el escribano Edgardo Bello.
Los nombres elegidos para la nueva institución eran de origen guaraní y guardaban una trascendencia simbólica importantí­sima en la breve historia del Uruguay: Ayuí­ (nombre del arroyo junto al cual el general José Artigas, prócer del Uruguay- estableciera el primer gobierno independiente al dominio español en 1812) y Tacuabé (cacique indí­gena perteneciente a la nación Charrúa, que fuera hecho prisionero, llevado a Parí­s y exhibido como curiosidad hasta su muerte). Bajo el nombre de Ayuí­ se editarí­an los materiales de música popular, la poesí­a y las narraciones; Tacuabé serí­a el sello destinado al registro de la música culta, en su más amplio espectro. Desde el inicio y por definición, se estableció que la actividad del sello no perseguirí­a fines de lucro y las eventuales ganancias se volcarí­an í­ntegramente en nuevas producciones. Esta caracterí­stica, llevada adelante con celoso rigor durante todos estos años, ha sido una de las razones de la sobrevivencia de Ayuí­/Tacuabé como editorial fonográfica, perfilando y consolidando su rico catálogo independiente.
Ya con la aparición de las primeras publicaciones se establecen pautas de trabajo innovadoras para el medio, algunas de las cuales fueron incorporadas con el correr del tiempo por los demás sellos hasta hacerse habituales en el mercado. Los fonogramas se numeraron uno a uno (hecho singular a nivel mundial) dando reales garantí­as en la liquidación de regalí­as a los músicos. Las carátulas y el diseño gráfico se encomendaron a plásticos, diseñadores y fotógrafos nacionales de primer nivel, que comienzan a considerar las carátulas de los discos de vinilo ya no como meros envases, sino como superficies propias para desarrollar su arte, incorporándolo de esta forma al proyecto definitivo de una grabación. Ayax Barnes crea los logos de Ayuí­/Tacuabé, Nicolás Loureiro establece las pautas gráficas generales y Hermenegildo Sábat realiza varias de las primeras carátulas. Se incorporaron rigurosas fichas técnicas informativas en cada tí­tulo. Se inventa y populariza una campaña de consejos técnicos a los usuarios -por ejemplo a través de papelitos-mariposas que acompañaban el disco e informaban sobre las distintas duraciones de las púas de zafiro y de diamante-. Las distintas fases del proceso técnico, tanto de imprenta como de grabación y fabricación, se revisan minuciosamente y las pruebas se devuelven hasta obtenerse el nivel de calidad buscado. En definitiva, cada disco se convierte en una obra integral de arte, persiguiéndose la calidad en las diferentes etapas de elaboración.
Las ediciones se fueron agrupando en series. Muchas de ellas hasta el momento siguen siendo únicas en el medio: música para niños, música culta uruguaya, música nueva latinoamericana, escritores diciendo sus textos, música popular instrumental.
El sello se inauguró con Los Olimareños, con los escritores Juan Capagorry y Milton Schinca, el humorista Wimpi, el guitarrista Agustí­n Carlevaro y el compositor Héctor Tosar, junto además con la primera grabación a nivel mundial de unos jóvenes que representaban a la nueva trova cubana: Silvio Rodrí­guez, Pablo Milanés y Noel Nicola, editados en su paí­s recién varios años después. Otros ejemplos de buena música del exterior tuvieron su lugar, editándose por primera vez en Uruguay a los artistas argentinos Juan Cedrón, Susana Rinaldi y Dina Rot, a los chilenos Ángel y Violeta Parra, a los españoles Paco Ibáñez y Raimón, al Conjunto de Música Antigua de Munich y al cubano Bola de Nieve, entre otros.

ARTESANIAS



ARTESANIAS EN URUGUAY

Larga data tiene la historia de la Artesania en Uruguay. Muchos de los primeros oficios eran
 ejercidos por artesanos que modelando los materiales lograban sus productos.
La artesania en el area de joyería y bijouterie se fue desarrolando de tal manera que 
en muchos casos el trabajo artesanal le dio paro a la fabricación en escala industrial.
En todas las ciudades de Uruguay existen excelentes artesanos que trabajan diversos
 productos. En Montevideo, el "Mercado de los Artesanos" en la plaza "Libertad"
 es un símbolo y una muestra formidable del trabajo artesano Uruguayo.
En lalgunas ferias vecinales también podemos observar y adquirir artesanias. 
En La Feria de "Tristan Narvaja" todos los domingos tenemos una magnífica "exhibición" de
 la artesanía Uruguaya.
La creación artesana nos permite la virtud de poseer objetos únicos, irrepetibles,
 esa magia en Uruguay la generan miles de artesanos.
Equipo de InfoUruguay
Definiciones de Artesania (Wikipedia.Org)
Artesanía se refiere tanto al trabajo del artesano (normalmente realizado de forma manual 
por una persona sin el auxilio de maquinaria o automatizaciones), como al objeto o producto 
obtenido -en el que cada pieza es distinta a las demás. La artesanía como actividad material
 se suele diferenciar del trabajo en serie o industrial.
Con el objeto de definir a la artesanía y distinguirla de la industria, Eutimio Tovar Rodríguez en
 "La artesanía su importancia económica y social"1 ha propuesto como definición de
 artesanía "toda técnica manual creativa, para producir individualmente, bienes y servicios"
 y por lo tanto ha definido industria como "toda técnica mecánica aplicada, para producir
 socialmente, bienes y servicios".
Para muchas personas, la artesanía es un término medio entre el diseño y el arte.
 Para otros es una continuación de los oficios tradicionales, en los que la estética tiene
 un papel destacado pero el sentido práctico del objeto elaborado es también importante.
También quedan algunos artesanos que se dedican a los llamados «oficios tradicionales»

, pero cada vez son menos.
Uno de los principales problemas de la artesanía es la competencia con los productos
 procedentes de procesos industriales de bajo coste, con apariencia similar a los productos
 artesanos, pero con menor precio y calidad.
Otra dificultad para los artesanos es la forma de comercializar sus productos, ya que es una 
característica de la artesanía, que se realiza en talleres individuales o de pocas personas
, con poca capacidad para llegar al mercado.

La etimología de la palabra artesanía, deriva de las palabras latinas «artis-manus» que 

significa: arte con las manos. La artesanía comprende, básicamente, obras y trabajos
realizados manualmente y con poca o nula intervención de maquinaria, habitualmente son
objetos decorativos o de uso común. Al que se dedica a esta actividad se le denomina
 artesano. Algunos instrumentos como el telar se usan para crear prendas.
Origen de la Artesnia

El origen de las artes manuales data de hace muchos siglos, no se sabe con exactitud 

cuanto tiempo. Lo que se sabe es que data de cuando la prehistoria ya que se han
 encontrado artefactos hechos manualmente sin la intervención previa o completa de algún
 tipo de instrumento.
[editar]Arte y artesanía

Las diferencias fueron subrayándose a finales de la Edad Media y se consolidaron

 con el Renacimiento, dignificando la actividad y función social del arte con el artista,
 y subordinando la artesanía junto con el artesano dentro de la visión occidental. Finalmente
 el verdadero valor de la artesanía varía de acuerdo a la demografía.
[editar]Artesanía en el mundo                  



























COSTUMBRES URUGUAYAS

Costumbres uruguayas http://www.uypress.net/uc_4570_1.html 
17.02.2010 
MONTEVIDEO, feb (UYPRESS) - Aquí o allá los uruguayos llevamos en nuestro corazón ciertas costumbres bien nuestras, que forman parte de nuestra identidad, por eso ni la distancia ni los años han podido con ellas. El mate, el asado, el vino tinto, el truco, la rambla, el carnaval, las tortas fritas, el dulce de leche y el tango, forman parte de ese folklore uruguayo. 
Son costumbres sencillas, a las cuales nos aferramos sin darnos cuenta, pero a la distancia las miramos con cierta melancolía, sentimiento muy nuestro, ya lo dice Jaime Ross: “En mi alegría se esconde siempre un lagrimón, se que todo termina”, reflejo de nuestra forma de pensar y de sentir. 

Otras de las pasiones del pueblo uruguayo, el fútbol, que acompaña el festejo popular y nos une a todos bajo la misma bandera. 

Los días de lluvia, las tradicionales tortas fritas, panqueques de dulce de leche, o los pastelitos de dulce de membrillo, son el toque mágico de las tardes de tormenta. 

La caminata por la rambla con el matecito en mano, un clásico paseo al que muy pocos se resisten. 

Los bizcochos calentitos, son centro de reuniones y mateadas, testigos de risas, de charlas y amigos que juntos comparten tardes de domingos. 

El asado, el chorizo, la morcilla, el chinchulín, y un rico vino tinto, congregan a la mesa a muchos amigos. 

El clásico chivito al pan, que todo lo enchastra, pero es exquisito. 

El Mercado del Puerto, un punto clave de encuentro, un lugar que ha quedado en el tiempo, testigo de los años, de historias y de cuentos. 

Y son parte de nuestro acervo, los picaditos que arman los chiquilines en las calles, donde cada barrio tiene un punto de encuentro. 

Las ferias: de comestibles, de ropa y de artesanías son un típico paseo que el uruguayo tiene incorporado a sus costumbres y a su forma de vida. 

Aunque quienes estamos aquí muchas veces no añoramos estos pequeños detalles que hacen a nuestro diario vivir, el uruguayo que ya no vive en el país al oír hablar de alguna de estas entrañables costumbres “se le pianta un lagrimón”, porque son tradiciones que lleva en lo más profundo de su corazón pese a la lejanía. Y es así que al escuchar el himno, una murga o un candombe se estremece y lo canta muy fuerte, con mucho sentimiento. 

Si bien la distancia permite superar muchas cosas, la identidad forma parte del sentir uruguayo, y eso no hay distancia que valga, aquí o allá seguiremos siendo todos uruguayos. 

CARNAVAL


Temáticos

Carnaval de Montevideo

El carnaval

Carnaval de Montevideo 2012A partir de 1750, la ciudad de Montevideo comenzó a recibir de África una innumerable cantidad de esclavos que, si bien provenían del mismo continente, lo hacían de etnias muy distintas. En su mayoría eran del África oriental, ecuatorial y bantú, pero también otras áreas del África occidental sufrieron la pérdida de sus mejores jóvenes y guerreros.
A partir de esos años, millones de hombres de color pasaron a formar parte del repertorio de esclavos y servidores que tenían las familias de bien, tanto en la ciudad de Montevideo como en la vecina Buenos Aires (Argentina). Todo trabajo forzado en América pasó a ser llevado a cabo por los esclavos, hombres que no sólo fueron humillados durante siglos, sino que también carecían de identidad en el nuevo continente.
Tristes, solitarios y sin rumbo, añoraban su música, su religión, sus costumbres y, sobre todo, su tierra. Sus amos, que muchas veces incluso creían hacerles un favor al permitirles servirlos, castigaban duramente toda nostalgia o recuerdo de aquel pasado feliz.
Fue el Carnaval lo único que los ayudó a resistir. De tanto en tanto, los esclavos volvían a recordar sus viejos tambores africanos con los cuales realizaban sus ritos de caza, sociales o religiosos. Así surgiría lo que hoy se denomina candombe: ritmo de tambor y baile cuyo origen debemos a estas etnias que llegaron a tierras rioplatenses en barcos españoles e ingleses. Antes de que la esclavitud fuera abolida, estos hombres y mujeres, con permiso de sus amos, se reunían en casas de la zona más vieja de Montevideo y allí volvían a conectarse con los suyos.
Cuando llegó la libertad, comenzaron a agruparse en los barrios más pobres de la ciudad, como eran los barrios del Sur y Palermo, donde ya se festejaban las ancestrales Llamadas.

La presencia en las Llamadas de los negros lubolos fue la mejor idea que se le ocurrió al hombre blanco para pedir públicamente perdón a sus hermanos de color por semejante barbarie y genocidio. Se trata de blancos que se disfrazan de negros para sentir el Carnaval como ellos.

MITOS Y LEYENDAS



LEYENDA


La Sirena del Río Uruguay

Pariente lejano de la sirena mitológica, un ser solitario y grotesco asoma de tanto en tanto en la superficie del río Uruguay.

Brindamos la cuarta y última entrega de nuestro espacio dedicado a Salto dentro de las leyendas urbanas, gracias a la colaboración de Diego Moraes. Tras la publicación de "La aparecida de la Ruta 3", "El fantasma de Horacio Quiroga" y "Los ovnis de la Aurora", Diego nos introduce en una historia con rasgos mitológicos.El mito de la sirena del Río Uruguay es una de esas clásicas leyendas que desde tiempos inmemoriales seduce la imaginación de los hombres de todo el litoral oeste del país, e incluso de aquellos que habitan todavía más hacia el sur de la República, pues es evidente que la famosa sirena del Río de la Plata, sobre la que misteriosamente refieren algunos pescadores montevideanos, no es sino la mismísima ninfa de aguas dulces en una de sus excursiones más alejadas. Con todo, es probable que en ningún otro sitio como en Salto esta leyenda posea tantas anécdotas y testimonios que den prueba de su existencia. 

Pese al ostensible nombre de esta bestia, la sirena del Río Uruguay es un animal que apenas recuerda a su congénere de la mitología clásica. 

Una diferencia notoria proviene de las apreciaciones fisonómicas de cada una de estas especies. Las sirenas de la antigüedad helénica fueron seres de forma híbrida, que de la cintura para arriba asemejaban unas hermosísimas doncellas de largas cabelleras y de formas voluptuosas, mientras que de la cintura para abajo eran unos peces gigantescos. En cambio, la sirena del Río Uruguay no es un mero complemento entre una especie humana y otra animal, sino tal vez un híbrido indeterminado entre ambos términos. Se sabe que tiene extremidades, pero éstas no son los tiernos brazos de una náyade, sino unas especies de tentáculos provistos de largas garras y de aletas. Hay también consenso en que tiene abundantes cabellos, pero éstos no son finos y delicados, sino verduzcos y pinchudos como si se tratara de un puñado de bigotes de surubí. Sus ojos son amarillos y saltones, como los de un sapo, y no toleran la luz. El conjunto del monstruo da la impresión de un axolote enorme, pero cuyas facciones evocan, lejanamente, rasgos humanos. Su piel, brutalmente salpicada de erupciones, es de un color gris piedra que le permite un camuflaje sin igual en las oscurecidas aguas del río. 

Otra diferencia importante es que al tiempo que las sirenas sobre las que nos refieren los relatos de la mitología y la epopeya clásica siempre avanzan en grupos, verdaderos harenes fantásticos de seductoras marinas, la sirena del Río Uruguay, en cambio, es un ente tristemente solitario. Es probable que se trate del último espécimen de su raza. La pobre criatura vaga de aquí para allá, desamparada, sin otra compañía que la corriente del río y la ocasional cercanía de otros peces que el azar de las aventuras pone en su camino. 

Pero tal vez la principal diferencia entre la especie helénica y la sirena del Río Uruguay -a quienes conviene reconocer, sin embargo, como parientes muy lejanas-, es la absoluta disparidad entre sus respectivos comportamientos en relación a los humanos. Las sirenas de la antigüedad clásica encontraban singular deleite en provocar la desgracia y la muerte de los hombres. Sus hermosas melodías y sus hipnóticos cantos atraían la atención de los navegantes, que descuidaban el curso de sus naves y las estrellaban así contra los arrecifes, pereciendo toda la tripulación en las aguas. Por el contrario, la sirena del Río Uruguay es un ser absolutamente pacífico, y más que bonachón, casi inocente, que nunca ha causado y es previsible que no causará jamás daño a nadie. 

Puesto que, como se dijo, se trata de un ser solitario en extremo, posee, eso sí, una gran curiosidad. Pero es de un carácter tan arisco y huraño que toda vez que se acerca a un humano, y es percibida por éste, la sirena se zambulle de súbito en las aguas y huye despavorida, como si la sola idea de ser contemplada por los ojos de la gente le provocara un estremecimiento más poderoso que su osadía de mostrarse. 

Desde que los practicantes de la religión afro-umbandista instalaron en la playa Las Cavas una bellísima escultura de Ie-Manjá, los avistamientos más frecuentes de la sirena en la ciudad de Salto se produjeron precisamente en esa zona del Río Uruguay. Muchos de los devotos de esta diosa, que habitualmente se acercan a la costa del río a realizar sus rituales y a presentar sus ofrendas de flores, velas y animales, juran haber divisado más de una vez a la "Madre de las Aguas" saltando a lo lejos, o a veces también paseando en una barca, vestida con sus conocidos atuendos de colores blanco y turquesa, su silueta recortándose en el espejo de plata de la luna. Estas visiones me fueron confirmadas también por algunos de los muchachos del cuerpo de Guardavidas de la Intendencia que en las épocas del verano custodian las playas salteñas. Hacia el atardecer, cuando van a recoger las boyas de seguridad, se ven a menudo espantados por el súbito borbollón de agua que, en su torpe desplazamiento por debajo de la chalana, produce la sirena al pasar. 










MITOS


1. El primero es el mito, o, si ustedes lo prefieren, la mentira, de la falta de condiciones históricas o materiales para un régimen de libertad. La democracia sería solamente un lujo de ricos. En países carentes de tradición democrática -se dice-, la dictadura militar es un mal necesario para evitar que minorías activas se adueñen del poder. En esta categoría entran todas las distinciones corrientes que se hacen entre los regímenes de fuerza, llamando totalitarias a las dictaduras hostiles y autoritarias a las dictaduras amigas. Pero resulta que la doctrina conduce al apoyo directo o indirecto (más lo primero que lo segundo) a una dictadura que, como la uruguaya, rige en un país con una férrea tradición democrática, donde lo anormal, lo no nacional, es precisamente la dictadura. Sería preferible, pues, limitarse, en estas materias, a los criterios empíricos de conveniencia que a menudo inspiran (acertadamente o no) las relacionesInternacionales que tratar de someterlas a amparos doctrinarios que poco las ayudan.
2. El segundo mito es el del terrorismo, que se expresa así: la dictadura militar surge como respuesta al desarlo del terrorismo o la guerrilla. Constituye la inevitable y necesaria respuesta defensiva de un Estado amenazado en la posibilidad misma de la convivencia social.
También aquí resulta claro que la gerieralización sólo puede obedecer a inexcusables errores de información o a un deliberado propósito de engañar. Uruguay padeció, especialmente durante los años 1970 a 1972, un episodio de guerrilla urbana que, aunque protagonizado por un escaso número de individuos, conmovió, profundamente al país
Un enemigo inexistente
Pero sin entrar a analizar los métodos que se utilizaron para ello, lo cierto es que las Fuerzas Armadas aplastaron absoluta y definitivamente la organización guerrillera, según lo señalaron en un comunicado que emitieron celebrando su victoria. Varios meses después se instaura una dictadura para luchar contra un enemigo que ya no existe. Desde 1973, en Uruguay no ha estallado una simple bomba o petardo, o se ha pintado un muro o se ha distribuido una sola hoja de propaganda emitida por la guerrilla.
Allí, desde hace diez años, el único que secuestra o aterroriza o maltrata es el Gobierno, y el único terrorismo es el terrorismo de Estado. Nunca hubo razón, pues, pero ahora ha desaparecido también el pretexto.
3. El tercero es el mito de la ineficacia. Se afirma que en los países pobres del Tercer Mundo se requieren Gobiernos fuertes para resolver con autoridad y rapidez los problemas quederivan de economías intrínsecamente débiles. Dejo de lado las falsas asunciones que esta afirmación da por supuestas; que las causas fundamentales de nuestros problemas económicos sean exclusivamente o fundamentalmente internas, que las dictaduras militares son eficaces de por sí, que los Gobiernos democráticos sean intrínsecamente débiles,
Aun prescindiendo de ello, nos basta, para demostrar la falsedad del aserto, remitirnos a la prueba que emerge de la experiencia concreta; al instalarse el Gobierno dictatorial, mi país tenía una deuda externa de 720 millones de dólares; ese fue el coste de la construcción del país, de la creación de nuestra infraestructura económica, vial, educacional y sanitaria, y de atender a nuestras periódicas crisis de comercio exterior. Hoy, los 720 millones se han convertido en 4.500, para un país de menos de tres millones de habitantes, que exportó el 10% de su población total. Teníamos -se decía- una burocracia excesiva: hoy es incomparablemente mayor, en términos absolutos y relativos, pero le sumamos una de las más onerosas burocracias militares del mundo. No puede haber Gobierno más ineficaz que el que mi país soporta. Es ineficaz de por sí, pero a esa ineficacia intrínseca se agrega la que deriva de la total ausencia de controles y además las que emanan de la certificación pública de su ilegitimidad y su falta total de representatividad.
4. El cuarto mito es el del consentimiento tácito. Este es un argumento que se emplea a menudo para justificar la existencia de dictaduras militares: las presuntas mayorías silenciosas, la falta de oposición visible. Nunca olvidaremos el desconcierto que nos causó hace algunos años una manifestación pública de la Embajada de, Estados Unidos en Montevideo afirmando que en Uruguay "la única oposición visible viene de la Embajada de Estados Unidos". Es cierto que nunca tuvimos oportunidad de advertir dicha oposición, como también es cierto que la oposición de los uruguayos se castigaba con cárcel, lo que obligaba a que no fuera muy visible. De cualquier forma, ahora están contados, y contados por el propio Gobierno; de cada cien uruguayos, 83 manifestaron expresamente su deseo de que el Gobierno se vaya, y los otros diecisiete no dijeron expresamente su deseo de que se quede.